La colección "prêt-à-porter" primavera-verano 2013 de la casa fundada por Coco Chanel en 1910 ha demostrado que el "káiser" es el modisto que mejor renueva la marca.
El tradicional traje en "tweed", entre sus manos, ha dado lugar a un bolero bicolor con botones de perlas, a una chaqueta con mangas kimono o a un conjunto con las costuras vistas.
La elegancia firmada con su aguja reaparece conrenovado estilo en vestidos con inspiraciones sesenteras, en prendas con delicados brocados de flores y en gasas rematadas por imitaciones de plumas.
Los complementos jugaron un papel protagonista- los abultados collares de perlas, las gafas de sol con la silueta de Coco Chanel, los bolsos incrustados en un doble aro o las pamelas compuestas por un sombrero de copa con una inmensa extensión del ala en plástico causaron furor entre los asistentes.
La paleta de colores es extensa pero sabiamente combinada. Los clásicos blanco y negro conviven con modelos en color berenjena, rojo, rosa, azul, turquesa o lila.
En esta amplia colección, compuesta por más de ochenta diseños, hay cabida para todo tipo de prendas- pantalones pitillo y "shorts", faldas cortas y largas, vestidos, trajes y blusas.
El desfile de Chanel también ha llamado la atención por la majestuosa puesta en escena.
Bajo la representativa cúpula del Grand Palais de París, la luminosa sala de grandes dimensiones rendía homenaje a las energías renovables: las aspas de unos molinos de viento giraban sobre la pasarela que simulaba una superficie de paneles solares.
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