domingo, 4 de noviembre de 2012
Lujo con sello de filigrana momposina
Cuando piensa en lo que ha sido su vida y lo que ha experimentado a través de los años, Dayan Candamil concluye que tiene lo mejor de dos mundos. Creció en un pueblo cerca a Bogotá, sin los afanes ni las preocupaciones de la gran ciudad, pero también ha tenido la oportunidad de ver grandes capitales del mundo y nutrirse con su arte. Pero más allá de pensar en trabajar para una gran compañía, ella está empeñada en posicionar sus carteras y accesorios, llenas de trabajo e historia colombiana, en lo más alto del mercado del lujo mundial.
“Iba a la ciudad con mi familia dos veces al año. Hasta los 12 supe lo que era ir a cine”.
Siendo una adolescente comenzó a estudiar su bachillerato en la capital del país y al terminar, decidió empezar estudios de derecho en Sao Paulo, Brasil. Una tarea llena de anécdotas que le tomó tres años.
“Siempre tuve pasión por el derecho y también hacía cosas de arte desde pequeña, pero nunca lo contemplé como una opción profesional” comenta, mientras recuerda que fue el amor lo que la hizo embarcarse en una aventura distinta.
“Mientras estaba en Brasil, tenía una relación a distancia con un novio que vivía en Miami. Nos comprometimos y lo dejé todo por irme hasta allá”.
Por varios inconvenientes abandonó su carrera y comenzó a estudiar inglés. A eso le siguieron historia del arte e historia de los Estados Unidos. Al terminar, volvió a cambiar de rumbo y terminó en Londres trabajando para Mango y estudiando mercadeo visual para luego volver a San Francisco a estudiar ilustración de moda y así aprender a plasmar bien lo que imaginaba para sus diseños. Su curiosidad la llevó de nuevo a la capital británica, donde volvió a estudiar. Esta vez, una especialización en mercados de lujo.
Durante su vida de estudiante y su periplo por varios países, Dayan nunca dejó de crear, así fuera solo para ella.
“Cuando estaba en EU hacía muchas cosas para mí. Ropa, accesorios, diseños para mis paredes, cojines. Comencé a mostrarlos en la universidad y la gente quería comprármelos. Cuando me fui a Londres, pasó lo mismo. Entonces decidí que era hora de crear mi empresa”.
Con este objetivo, empezó a pensar hacia dónde quería enfocarse, pues debía decidir entre el cuero y la joyería. Cuando se debatía entre lo uno y lo otro asegura (y llega a jurar) que tuve una revelación.
“Fue una cosa súper loca. Un día cualquiera iba caminando por la calle y pensé: ¿por qué no poner las joyas en las carteras y así vender las dos cosas?”
Así surgió una idea que ha calado de forma impresionante en países como Estados Unidos e Inglaterra, lugares donde más se venden las carteras de Dayan. Pieles exóticas, en su mayoría de cocodrilo, en variedad de colores, con una terminación que solo puede traducir lujo: una pieza exclusiva de filigrana momposina.
Debido al trabajo que ha realizado, mucha gente se pregunta por qué escogió esta técnica ancestral de Mompox y no cualquier otro tipo de joyería, que requiera menos dedicación. Para ella, la respuesta es tan natural como respirar.
“Una de las cosas que siempre me ha preocupado es ver como se muere el arte porque no tiene salida. La gente de Mompox no tiene forma de creer que lo que hace vale mucho dinero y como tal merece ser vendido. Lo que hago es ser una especie de puente entre ellos y su producto para llevarlo a un alto nivel”.
De esta forma, Dayan brinda empleo a decenas de personas en Mompox que se involucran en la elaboración de sus diseños, que ahora están presentados en la colección Latin Luxury for the World (Lujo latino para el mundo). Un nombre que define perfectamente la forma como percibe su trabajo.
“Además de crear un bolso estamos generando un movimiento social. No quiero que la gente vea el producto latino como algo barato, sino que pague por él lo mismo que paga por algo hecho en Francia. Por esa razón somos obsesivos con el diseño, la calidad y público que tiene nuestra propuesta”.
Público que, hasta el momento, está respondiendo maravillosamente a través de ventas en su página Web y showrooms privados que organiza en Londres y con los que, gracias a cada venta, siente que colabora con una causa.
“La gente se va fascinada con los diseños y se interesa en Colombia por ellos. Averiguan dónde queda Mompox y qué otros productos se consiguen en el país. Eso es señal de que las cosas se están haciendo bien”.
100% colombiano
Las carteras de Dayan Candamil son un producto hecho totalmente con materiales colombianos. El proceso creativo se hace en Miami, donde reside la diseñadora. Luego los diseños de las joyas pasan a los artesanos de Mompox, que las presentan para aprobación o modificación. Los cueros, por su parte, se proveen desde Bogotá, donde hay un taller en el que se ensamblan muchas de las piezas. Otras son terminadas en un taller ubicado en Nueva York, donde se dan los toques finales.
Sobre su objetivo...
“Quiero que la gente pague por el trabajo latino lo que puede pagar por un producto francés”.
Sobre su estilo...
“No sigo las tendencias. Una mujer que se conoce a sí misma jamás anda detrás de una tendencia”.
El estilo de las carteras es definido como “atemporal”. En su mayoría son de líneas clásicas y se varían los colores de la piel.
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